Solo unos pocos forasteros son capaces de admirar aquello que los nativos tenemos muy en claro, ese fenómeno nocturno comparable con un eclipse lunar o la aurora boreal, su belleza es inagotable y sus beneficios incontables, comúnmente suele llamarsele “el resplandor nocturno” o vulgarmente “el día de noche”
Al perderse los últimos haces de luz sobre la colina mas alta cualquier erudito supondría que la oscuridad de la noche se apropiaría de todo aquello que se encuentre delante de nuestros ojos, pero a contra creencia, el ocaso es solo la antesala a un efecto exclusivo de esta región. Un resplandor bordaceo surge en el cielo e ilumina como si de decenas de lunas se tratara, cálido, mágico, tiene la cualidad de transferirnos paz y su luz nos regala la suave sensación de no estar a oscuras en nuestras vidas, transforma las peleas en simples discusiones, las discusiones en pequeños entredichos y los entredichos en insignificantes malentendidos
Bajo su dulce amparo las mujeres duplican su belleza, encantos y dulzura, los muchachos oriundos de la ciudad o sus alrededores no pueden mas que caer rendidos a sus pies, les ofrecen el mundo y las estrellas mientras, y solo, la magia de la noche perdure. Las amistades reaparecen con mas fuerza, y se percibe la extraña sensación de camarería posterior a largos años de aventuras juntos entre desconocidos
Los sueños son mas placidos y los deseos suelen hacerse en realidad, el no definitivo se transforma en un no por ahora... el ambiente florece al reflejo bordo de la noche, las cosas mas irreales ocurren, todo es diferente bajo ese marco tan espectacular
Muchas personas atestiguan haberse curado de enfermedades graves que sufrían hacia añares con solo someterse a “el resplandor nocturno” pocos segundos, algunos aseveran encontrar el milagro divino de la creación cada noche y los menos piensan que es como consecuencia de la contaminación, producida por las industrias locales, que “el día de noche” es solo eso, pura y maligna... contaminación