lunes, 25 de enero de 2010

Fama

Tenia la fama de ser el hombre mas solitario del mundo, alguien que sin despertar la menor sospecha desdeñaba a quien conocía, su condición no se debía al mal carácter, muchos pensaban que era consecuencia de algún trauma, cuando me entere del raro prestigio de este hombre no dude en ir a hablar con él, quizás supiera algo que la mayoría ignora, quizás estaba en sus manos la llave para comprender los males de este mundo, quizás solo era un loco.
Golpee la puerta de Emiliano Aldemonio, la calle era Rivadavia y el numero de su puerta era el 430, no paso nada, insistí unas cuantas veces mas, tampoco respondieron, mientras me marchaba rescindiendo mi decisión resonó un crujido traído del pasado, una muchacha de tez muy blanca asomo su cabeza

-¿Qué queres?- me indago
-Ver al señor Aldemonio, ¿se encuentra?-
-Si, pero el no desea verlo, si lo quisiera yo lo sabría- me puso en jaque
-No me presente aun, soy Alanis Nuñez…- tenia que improvisar- periodista de personajes ilustres-

En ese momento la pálida portera cambio el gesto, algo semejante a una sonrisa la ilumino, cerro la puerta con ese crujido antiguo y luego una vez más volvió a crujir cuando la abrió por completo

-Adelante, el señor lo espera-

Nos dirigimos a través de un pasillo color crema, a los costados cuadros de diferentes autores pero siempre con el mismo rostro adornaban el recorrido, aunque imperfectos era fácil descubrir que era el rostro de la muchacha que me guiaba, cuando el pasillo termino un gran salón se abrió delante de nosotros, en el medio dos sillas una de las cuales esperaba ser ocupada, en la otra un anciano

-Ve a preparar algo para tomar- le grito a la portera con su voz disfoníca
-Asi que usted es el famoso Emilio Aldemonio-
-Exacto, mucho gusto en conocerlo-
-El gusto es mió-
Me acerque para darle la mano pero el la rehusó con una seña
-Tome asiento ¿Se puede saber como ha llegado hasta mí?-
-Seguro, en el diario nacional salio una lista con los personajes más extraños, entre ellos estaba usted, la persona más solitaria del mundo-
-Mi inversión ha dado sus frutos, mi rostro en el diario, ¿lo puede creer?, se oye tan lejano-
-Si que lo creo, ¿acaso soy el único que ha tratado de encontrarlo?-
-No, pero usted cumple con las características necesarias para motivarme, ¿Qué edad posee?-
-23 años, cumplo los 24 en un par de semanas-
-Perfecto-
-Señor Aldemonio me explicaría porque se hizo acreedor a tal fama-
-Se lo contare pero guardo muy poca fe de que lo crea, al menos en un comienzo-
-Pruébeme-
-Yo soy unos de los primeros nativos de este país, nací en 1806 y tuve la dicha de conocer a San Martin y a Rosas, es mas, puedo contarle que combatí junto a Rosas en la famosa batalla de Cepeda, una vez caído, Rosas migro a Inglaterra, yo me quede aquí-
-¿Me esta diciendo que tiene 200 años?, no hay prueba que resista tal delirio-
-Déjeme continuar por favor, cuando nuestra cuasi guerra civil finalizo los pocos sobrevivientes no tuvimos de que vivir, yo me hice periodista y a poco de comenzar mi carrera escuche que el famoso español errante habitaba en el norte de la provincia, en lo que ahora es la ciudad de Campana, fue en esta misma casa, era un hombre avejentado con unas cataratas que no podía ver ni sus propias manos, cuando lo entreviste y mientras hablamos el español errante comenzó a… a… digamos que a desenvejecer, en ese entonces descubrí que mientras para algunos las palabras son como la sal que seca para otros las palabras son agua que devuelven la vida, por eso no podía dejarme entrevistar por cualquiera, la fama de hombre solitario es cierta, mas que con el pequeño diablito que actúa de casera no hablo con nadie, pero la fama conseguida con dinero fue la excusa para conversar con alguien que me rejuvenezca, estoy hablando de ti, ¿o acaso no notaste que mi voz se ha puesto mas firme y que alguna arruga se ha borrado?-
Era cierto pero no adjudicaba ese hecho a nuestra conversación
-Entonces mientras sigamos hablando mas vas a rejuvenecer-
-Así es-
-Entonces hablemos-
No se bien porque pero quería comprobar que todo era un fraude, que estaba loco o que al menos deliraba por vaya a saber uno que enfermedad, estuvimos hablando durante mas de diez horas, hablamos de fútbol, política, cine y literatura, era fácil ver que su personaje se encontraba bien elaborado, todos sus gustos databan de personas de un pasado semicercano.
Aun no puedo creer lo que sucedió una hora después, poco a poco mientras hablábamos Emiliano Aldemonio rejuvenecía mas y mas, a las horas de haber comenzado parecía un adulto maduro, entrada la madrugada su rostro era el de un hombre de 35 años, al amanecer y casi a punto de irme este hombre era tan joven como yo, no podía creer lo que veía, de seguro en todo momento fue joven pero había actuado para hacer mas realista el papel, al final cuando parecía de mi edad mire mi reloj y eran las 9 am, tenia que encontrarme con Cintia al mediodía, quise despedirme pero en lugar de mi voz de barítono brillante salio de dentro de mi una voz arenosa y perezosa
-Creo que es hora de que me vaya-
-El que se va soy yo, en cambio tú vas a tener que quedarte a esperar aquí-
-¿A esperar que?-
Entonces mire mis manos y vi el horror, mis dedos estaban muy arrugados, mis manos estaban iguales y llenas de pecas, me levante lo mas rápido que pude y al mirar un espejo en vez de verme a mi vi a un viejo decrepito pero, un momento, ese viejo decrepito era yo, era exacto como luciría yo en muchos años, mas de los que esperaba vivir, mientras me tocaba tratando de sacarme la vejez de encima Emiliano Aldemonio hurgo entre mi bolso, saco dinero y tarjetas de crédito
-Solo porquerías llevas, espero que esto me alcance para continuar mi vida donde la deje-
-No, para, no podes hacerme esto, yo te di juventud y ¿te vas a ir asi nomás?-
-Tienes razón, allí detrás de ti hay acrílicos y telas para que pintes, espero que haga mas llevadera tu eternidad aquí, deseo aclararte, si tu no posees menos de 24 años no puedes salir por el corredor-
Emiliano Aldemonio salio por el pasillo que una noche atrás yo había cruzado, intente seguirlo pero el cuerpo demacrado que tenia no podía siquiera seguir un caminar veloz, cuando quise atravesar el pasillo se fue alargando mas y mas, cada paso que hacia sobre el pasillo este era un paso mas largo, después de recorrer lo que correspondía a 100 metros me rendí, la puerta al final del pasillo se abrió y cerro, Emiliano Aldemonio ya había escapado, volví a las dos sillas, tenia toda la eternidad para aprender a pintar pero no tenia ninguno modelo mas que la habitación vacía en la que me encontraba, de pronto desde el mismo pasillo que yo intente traspasar apareció la ama de llaves con el te
-El amo dibujaba todo el tiempo, muchas pinturas me las dio a mi para que las vendiera, con el dinero compro su extraña fama-
-Ya me di cuenta- aun me sonaba extraña mi voz- pero para eso hay que esperar mucho, primero que yo aprenda a pintar, después que la vendas, mas tarde que consigamos mucho dinero y al final que alguien acepte crearme la fama por dinero, mejor haré esto, voy a escribir un cuento especificando esta dirección, asi si alguien curioso desea saber si el cuento es verdad vendrá a verme y cuando llegue…-